Autor: Ignacio del Valle, portavoz de Todocolección
El concepto de coleccionismo por defecto nos remite a un museo o una pinacoteca aristócrata, si bien es cierto que el alto coleccionismo lo practican personas adineradas que acopian obras de arte por su disfrute o rentable inversión, la gran mayoría de los coleccionistas corresponden a un perfil más cotidiano e interesante, me atrevería a decir.
La comunidad coleccionista está formada por una miríada de pequeñas aficiones que van de las compilaciones clásicas de sellos y monedas, a los libros o antigüedades, sin olvidar los juguetes, fotografías, postales o antigüedades técnicas. Pequeñas grandes culturas que preservan la historia de los objetos, tecnologías añejas a través de su estudio clasificación y documentación. Y lo hacen de modo totalmente desinteresado y puro. Recién conocí a un coleccionista de una versión concreta de Radiocassettes. Este directivo, de formación técnica y grandes responsabilidades en una renombrada empresa, dedica su tiempo libre a restaurar un tipo concreto de radiocassettes de los años 80. Los adquiere y repara por puro entretenimiento, le traen buenos recuerdos. Gracias a la comunidad coleccionista localiza los diagramas eléctricos, repuestos y reconstruye las piezas dañadas con impresora 3D, deja a “sus criaturas funcionando” y como nuevas, le gratifican con el auténtico sonido de su juventud. Una dedicación impagable.
Gracias al coleccionismo se conservan y mantienen desde automóviles clásicos, a gramófonos, locomotoras, máquinas de coser o cámaras fotográficas estereoscópicas, máquinas de escribir y ya empiezan a valorarse de forma exponencial los primeros ordenadores y videojuegos. Sin olvidar el coleccionismo relacionado con el papel, la imagen, el cartel, la palabra impresa ¿Quién no tiene libros en casa? Por mucha pantalla y tecnología digital seguimos siendo táctiles. Se asimila mejor un texto leído en papel solo por el hecho de pasar una página con el dedo. El sentido del tacto, también el olfato, ese aroma, ese color tan especial de un cromo o una postal. Nuestra memoria también es táctil. Por eso intentamos rodearnos de elementos que podamos palpar y sentir como los discos de vinilo. Eso es lo que depara el coleccionismo, el efecto balsámico de la nostalgia. Ligar tu historia personal a la gran historia y tiempos remotos que te hubiese gustado vivir en primera persona. Mientras se inventan los viajes en el tiempo, el coleccionismo ayuda a comprender la historia y el presente, cómo hemos llegado hasta aquí. Este afán estudioso lo comparten millones de personas alrededor de todo el mundo y por supuesto hay mucha afición en Murcia.
Desde el viernes 22 al domingo 24 de septiembre en IFEPA, Palacio de Ferias y Exposiciones de la Región de Murcia, tenemos una doble cita con el placer: El XX Desembalaje de Antigüedades de Murcia. Almoneda, Retro y Vintage, organizado por Llobregat y patrocinado por la web todocoleccion.net junto a Retro Auto, XX Salón del Vehículo Clásico y Antiguo. Podremos disfrutar de un nuevo estilo antigüedades y las de siempre: muebles, lámparas, abanicos, sillones, tocadores, vajillas, teléfonos, planchas, espejos, dedales, perfumeros, juguetes, libros, plata, joyas, cristal, muñecas, mantones, puntillas, pósters, bastones… Piezas que literalmente te llaman y cautivan. No sabes por qué pero lo que tienes claro es que las quieres incorporar a tu vida. Y ese es el gran misterio del coleccionismo que es libre y no te reclama ni explicaciones, ni justificaciones y encima haces buenas y nuevas amistades, el coleccionismo te hace feliz, así de simple.